EL CUENDENAVIDAD
DE MIS AMIGAS CRIS Y VIRGINIA
Erase
una vez dos niñas, llamadas Virginia y Cristina, que eran buenísimas, de
nueve y siete años, tenían una vecina que era mayor, y no la funcionaba
nada mas que una neurona, pero eran sus amigas, “ algo estupendo que a mi
edad ellas quieran ser mis amigas “,(decía la señora mayor) viven en una
casa muy bonita, cerca de la sierra de Gredos ,
su principal ocupación cuando nieva es tirar a su padre bolas de nieve… el
pobre se cala hasta los huesos pero aguanta los pelotazos y las ayuda a
hacer muñecos de nieve.
Al jardín de las dos princesitas llego volando Maximino,
un niño santo, tan bueno que le están saliendo alitas en la espalda, el
piensa que son alitas de pollo, pero yo se que son alitas de ángel,
por lo bueno que es.
Viene con ellas a jugar en la nieve, es Navidad y apetece unos buenos
bolazos contra la cara…que brutos.
Maximino a recibido carta de Belén, se la ha traído Lamari su paloma
mensajera.
Es una invitación del niño Jesús a pasar con El la Navidad. Cristina se ha
apuntado enseguida al viaje y Virginia que es una pelusota aunque no tenia
ganas, por ir con su hermana y un poco por la novedad del viaje también
ha dicho …yo me voy.
Maximino ante el peso que tiene que transportar (no he dicho que con sus
alitas vuela) se ha puesto anticongelante y ha engrasado las alas porque
el viaje es largo y sobre todo muy frió.
Las niñas se han sentado cada una en un alerón de Maxi y la noche de
Nochebuena aterrizaron en Belén , delante del portal donde
dos angelitos del cielo tocaban sus flautas.
El niño Jesús tiritaba de frió en su cunita, el pobre estaba desnudo, las
niñas le regalaron sus mantitas de lana (que las había hecho su mama para
el viaje) y le taparon. Jesús se sonrió y en su carita le salieron dos
coloretes, ya había entrado en calor. Al poco rato unas gotitas de sudor
corrían por su frente….estaba calentito y agustito en su cuna. Esto si que
era una noche buena.
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